— Big Daddy.

Que siempre han existido enfermos, extraños, asesinos, desquiciados, sádicos o delirantes no es ninguna extrañeza. Pero ¿todo eso en un mismo ser? Y es que ésta es la manera en que podría describirse a Melkor, si es que realmente puede hacerse. ¿Traumatizado por una infancia complicada? ¿Aislado por la sociedad? No, nada de eso, porque no existe, hasta donde comprende, un detonante que le volviera o moldeara su personalidad en lo que hoy es.
Confiado, sumamente orgulloso, increíblemente hedonista, es de aquellos que se llevan el mundo por delante, pero de una manera sutil e inteligente. Nunca demuestra creerse superior, aunque lo haga, permite que el tiempo deje en evidencia la ingenuidad del otro y le ponga en ridículo, usando la ironía de por medio, siempre escondida entre máscaras de sonrisas. Cínico, varias veces frío y tajante, a pesar de ser sociable, a quien la mayoría de la gente tilda como “monstruo” o “tirano”, pero temeroso y hasta vistoso, basados en su estilo y deslumbrante apariencia física. Porque realmente lo es, un espécimen único en su gama. No hay otro que pueda asimilarse, ni siquiera en una hebra. Su frescura innata y su atrapante carisma resurgen en su más vivo accionar. Un hombre de palabras cortar, frases justas, dilemas acertados, de un carácter fuerte y siniestro, más que cualquier otro; calculadoramente hiriente y sin remordimiento. ¿Realmente existe el alma? Pobre de aquellos que siquiera lo consideran. Si de hecho fuera cierto, atormentarlas sería su juego predilecto. ¿Pero qué sería del alma sin su recipiente? De entre ellos, adora a los humanos, en un sentido casi enfermizo. Cuan maravillosos, cuan perjudiciales y caóticos, no existe bajo sus ojos un "animal" más desequilibrado y manipulable que ellos. Adora modificar, dirigir y destruir sus vidas, volverlas trizas, como cenizas en el viento. No obstante, le encanta disfrazarlo con palabras divertidas, en juegos trastornados.
Autodidacta, no hablarás si no lo permite; no dormirás si lo decide; no comerás si no lo concede. Nadie notará el límite hasta que desee expresarlo, y se hará su voluntad incluso sin esperarlo. Pues es esto lo que ocasiona: el aislamiento de tus más preciados deseos, de tus aspiraciones, tus reacciones, para volverlas propias, recurrentes e invariables. Jamás lograrás darte cuenta de que, de una forma u otra, acabarás resignado a sus caprichos.
Ni siquiera los libros más antiguos podrían ilustrar con tanta certeza los recuerdos y memorias como él lo hace. Su mente trabaja cual máquinas, operadas al mismo tiempo por especialistas mega capacitados. Nada se le escapa, ni siquiera por poco. Todas y cada una de sus experiencias, datos, fechas, momentos, detalles están plasmados en su cerebro, registrados como marcas de fuego. Y es por ello que su sed vengativa nunca descansa; rencoroso hasta los huesos, no desiste ni se contenta hasta lograr aplastar a su objetivo.
Cruel, sanguinario y hasta algo masoquista, muestra signos más evidentes de arrogancia respecto a sus enemigos, refiriéndose a sus oponentes con expresiones de burla. Sin embargo, mantiene su actitud despreocupada durante todo momento: animosidad por delante. No sigue las órdenes de nadie más que las sí mismo y nunca pide ayuda, jamás. Hacerlo sería igual a declararse insípido, neutralizado.
Su autoestima es enorme y no deja que ningún alma le diga le contradiga. Pocas veces reconoce a otros que sean de su altura, volviéndose un simple admirador “gracioso” de dichas personas. No perdona, condena sin juicio previo. Una sola pisada en falso y la realidad como la conoces desaparecerá ante tus propios ojos, se desvanecerá una tiniebla radiante, lejana de este mundo.
Entiende que los sentimientos son las mejores armas y manipularlos es la mejor estrategia existente. Demuestra con su vil sarcasmo su poca habilidad para ver lo bueno en los demás. Habitualmente, puede tornarse indiferente. ¿Si sufre de trastorno de un identidad disociativo pedante es tu pregunta? Claro que no, fue dotado con el don de la multiplicidad y recrearse a sí mismo es una de sus artimañas predilectas. Adora jugar con distintas personalidades y envolver la esencia del contrario hasta someterle por completo. Nunca dirá estar disconforme y tratará de hacerle notar lo maravilloso que puede resultar el tiempo a su lado.
Agraciado y teatral, puede convertir un ambiente aburrido y deplorable en una fiesta sin tapujos, un antro de lo prohibido y el éxtasis infinito. Todos será una belleza, siempre y cuando sigas su ritmo. Dedicado y fiel a sus ideales, de un genio catastrófico... es capaz de tornarse en una bestia si la situación lo amerita. Volverse oscuro, indefinido, un demonio de espantosas pesadillas.

— Es un ejemplar de primeras generaciones. Fue mordido por un Ete y es a ese único a quien respeta (pocas veces).
— Él mismo se deshizo de su familia.
— Pasó mucho tiempo jugando en guerras humanos y, algunas veces, tomó partido de sus causas.
— Además de sangre, peca de canibalismo, aunque no es de lo único que peca. Ocasionalmente, suele arrancar partes de la piel de sus víctimas y masticarlas como goma de mascar.
— Adora destruir, tajar, deshacer, cortar, descuartizar y toda clase de sinónimos.
— Cree firmemente que todas las demás razas, a excepción de los humanos, a quienes ve como juguetes, son basura.
— En adhesión a lo anterior, cree que la humanidad es el mayor entretenimiento de los suyos. No sólo como alimento, sino también como mascotas.
— Es educado y culto, pues desde niño fue instruido en las mejores escuelas.
— No sólo conoce el idioma de Esus, sino también latín, alemán (por haber conocido y congeniado con nazis y facistas), e italiano.
— Es un conductor experto, por lo que las picadas de auto son un gran pasatiempo.
— Tiene bestial fuerza y destreza, además de experiencia, ganadas en diferentes entrenamientos de distintas civilizaciones y unidades.
— Durante la persecución, hubo una oportunidad en la que fue delegado a Grendel, pero escapó antes de ello y se ocultó en Marvos para establecerse de regreso.
— Ahora es un sicario profesional reconocido entre los habitantes de la oscuridad.
— El nombre que lleva es adoptado de la literatura antigua, y a aquellos quienes lo reconocen y saben identificarlo les regala otra oportunidad de vida (siempre y cuando ande de buen humor).
— Raramente se le ve enfadado o decaído, por no decir nunca. Sin embargo, cuando lo está, su rostro se tiñe sombríamente y el aire parece helar los huesos.
— Sus ojos son tan oscuros que hasta parecen completamente negros. Esa es tal vez una de sus características más llamativas.
— Le dan igual mujeres, niños, hombres, ancianos o enfermos. Trabajo es trabajo.
— Las personas recias le excitan, y cuando más complicados mejor.
— Algunos creen es un demonio por naturaleza, puesto a que pareciera haber nacido sin sentimientos. Pero, ey, no todo es color de rosa ni color negro, a veces puede resultar realmente piadoso.
— ¿Licántropos? Son simples perros sarnosos, nada de qué preocuparse.
— Adora la sangre de vírgenes.
— Posee un tatuaje en la espalda baja, un águila de alas negras que imprimió en su piel en su época militar. Además, dos aretes oscuros, parecidos a dos rayos circulares.
— Fuma, bebe, folla, ¿algo más? Ah, sí, drogas, claramente.
— Sabe tocar el bajo y cuando está aburrido, le dedica a sus "cadáveres" (como llama a sus prisioneros antes de ejecutarlos) algunas notas.
— El dinero le da igual, aunque cobra una buena cantidad, el placer que le brinda su trabajo es su néctar favorito.
— Adora maltratar a vampiros más jóvenes, como si fuera alguna clase de padre que se alegre al instruir a otros de su calaña.
— Suele apodar como mujer a sus esclavos sexuales.